lunes, 21 de enero de 2019

LA INSEGURIDAD CIUDADANA Y LA CORRUPCIÓN, ESTÁN DIRECTAMENTE RELACIONADAS.

LA INSEGURIDAD CIUDADANA Y LA CORRUPCIÓN  ESTÁN RELACIONADAS



Banco Interamericano de Desarrollo:



Metodología para el Diagnóstico, Prevención y Control de la Corrupción en Programas de Seguridad Ciudadana.

Estudio completo:


LA CORRUPCIÓN Y LA INSEGURIDAD CIUDADANA ESTÁN ÍNTIMAMENTE RELACIONADAS.



La criminalidad se vale de la corrupción para lograr el apoyo de las autoridades para continuar con sus actividades delictivas, lo que deteriora la seguridad ciudadana y la gobernabilidad democrática.

Los actores involucrados en los programas de seguridad ciudadana son particularmente susceptibles a la corrupción por los bajos sueldos, débiles controles y en general la debilidad institucional de muchos de los países de la región. 

Por tanto, es necesario definir un proceso sistemático de identificación, análisis y respuesta los riesgos de corrupción en programas de seguridad ciudadana.

La metodología propuesta, basada en la cadena de valor, permite esto, por lo que incrementa la probabilidad de éxito de estos programas de alcanzar sus objetivos esperados de alcance, costo, tiempo y calidad.

 Los macro procesos críticos de la cadena de valor de la seguridad ciudadana identificados son:

  • Desarrollar Políticas de Seguridad.
  • Prevenir la violencia.
  • Controlar y sancionar.
  • Rehabilitar y reinsertar a la sociedad.
  • Supervisar y Evaluar las Políticas. Los procesos administrativos o de apoyo son (i) Infraestructura de la Organización.
  • Desarrollar Tecnología.
  • Gestionar Recursos.
  • Gestionar Abastecimiento.


 CORRUPCIÓN Y SEGURIDAD CIUDADANA






 La inseguridad ciudadana está altamente vinculada con la corrupción, se retroalimentan.

 Esta vinculación entre inseguridad ciudadana y corrupción se manifiesta de diferentes formas, por lo que es necesario contar con herramientas metodológicas que permitan un claro entendimiento del problema para poder desarrollar medidas integrales de respuesta a este riesgo.

 Vamos a entender seguridad ciudadana como la “situación de tranquilidad social que permite a todas las personas tener la expectativa razonable de que pueden ejercer libremente sus derechos individuales y colectivos, sin temor a verse expuestas a hechos de violencia originados en actos individuales o sociales”.

La corrupción también puede ser entendida como aquellas conductas que se desvían de los deberes formales de una función pública por beneficios particulares (para sí, familiares cercanos, camarilla), pecuniarios, o ganancias de status; o violan las reglas contra el ejercicio de ciertos tipos de influencia para beneficio privado.

Esto incluye conductas tales como el soborno (uso de recompensas para cambiar las decisiones de una persona); el nepotismo (concesión de apoyo por una relación estrecha en lugar del mérito), y la malversación (uso ilegal de recursos públicos para fines privados).

Las manifestaciones de la corrupción son muy diversas en las organizaciones públicas. Además, la definición de lo que es “corrupto” puede tener matices importantes dependiendo de cada sociedad.
 Quizás la característica central de la corrupción en la mayoría de los casos sea la influencia indebida en la conducta de una persona en una posición de decisión.

Hoy en día existe evidencia de que la corrupción afecta de manera negativa no sólo el desarrollo económico, sino también la distribución del ingreso, la legitimidad del sistema político, la viabilidad del Estado y el grado de criminalidad.

Es decir, afecta la gobernabilidad democrática.

El consenso de los expertos es que cualquier beneficio que pueda tener la corrupción es contrarrestado con creces por sus severos efectos negativos.

 Por tanto vamos a tratar la corrupción como un riesgo que puede afectar a los programas y políticas públicas de seguridad ciudadana.

La evidencia recopilada por diversas investigaciones nos demuestra que en varios países de la región, la corrupción y la impunidad han permitido a organizaciones criminales desarrollar y establecer verdaderas estructuras de poder paralelas.

En este sentido, la corrupción de funcionarios públicos con frecuencia es un producto de la delincuencia organizada.

Los individuos que participan en actividades ilícitas graves y rentables (estén o no relacionadas con el contrabando de esculturas antiguas, materiales nucleares, drogas o migrantes ilegales o prostitución) invariablemente cuentan en algún momento con el apoyo de funcionarios públicos corruptos.

La corrupción es necesaria para que la delincuencia organizada pueda funcionar.

Esta relación entre corrupción y seguridad es tan estrecha, que incluso se afirma que la capacidad de los grupos delictivos organizados para crecer depende en gran medida de las relaciones que establezcan con funcionarios corruptos. La mayoría de los grupos delictivos organizados deben el enorme éxito de sus empresas ilícitas a su capacidad para corromper a funcionarios públicos.

La influencia de la corrupción en las entidades participantes de la seguridad ciudadana tiene distintas manifestaciones dependiendo del actor de que se trate. En el caso de la Policía son tres los principales niveles de corrupción.

l primero corresponde al área administrativa e incluye los oscuros manejos de recursos humanos y económicos que se realizan en la institución a través de ascensos, destinos, recaudaciones, compras, etc.

El segundo foco de corrupción es el nivel operativo, aquel donde la Policía mantiene una estrecha relación con la sociedad a través de su trabajo cotidiano en la prestación de servicios y donde determinadas unidades policiales tienen un amplio margen de maniobra para protagonizar actos de corrupción.

El tercer escenario de la corrupción policial es el ámbito político que, por su envergadura, es el que más controversia ha despertado porque incluye, en la relación policía-gobierno, el intercambio de privilegios, prebendas y prerrogativas gubernamentales a cambio de protección y lealtad policial.

Existen cuatro elementos que contribuyen a crear oportunidades para la corrupción, a saber, la existencia de un poder monopólico, una alta tasa de discrecionalidad de quien lo ostenta, la falta de transparencia en el proceso de toma de decisiones y la ausencia de  mecanismos de rendición de cuentas.

 Esto ha quedado graficado en la siguiente fórmula:

 Corrupción = monopolio + discreción – responsabilidad (integridad, transparencia y rendición de cuentas)

Metodologías para la Medición de la Corrupción Existen tres grandes tipos de indicadores para medir la corrupción, a saber, las encuestas de opinión pública, las encuestas a instituciones especializadas o expertos, y los diagnósticos institucionales (Transparency International y PNUD).

Durante los últimos años, ha habido una profusión de instrumentos de medición de la corrupción, tanto a nivel de países como de manera transnacional. La más destacada encuesta de opinión pública que se hace a nivel internacional es el Barómetro Global de la Corrupción de Transparency International

La encuesta evalúa en qué grado se percibe a las instituciones y los servicios públicos clave (policías, sistemas de justicia, administración pública, Poder Legislativo, medios de comunicación y empresas privadas) como corruptos, mide la opinión de los ciudadanos sobre las iniciativas del gobierno contra la corrupción y este año, por primera vez, incluye preguntas indagatorias sobre el nivel de captura del Estado y la predisposición de las personas a pagar una cantidad adicional a las empresas con conducta transparente (Transparency International).

Esta encuesta, realizada en 69 países permite la comparación de resultados entre ellos. En América Latina, el Latino-barómetro realiza encuestas anuales para medir la percepción ciudadana sobre la democracia y otros asuntos de interés público.

Durante los últimos 8 años, ha venido midiendo la corrupción como un indicador de desempeño de la democracia, en base a dos preguntas fundamentales, a saber, si el encuestado considera que hay progresos en la lucha contra la corrupción y si él o ella, o alguien de su familia, ha sabido de un hecho de corrupción el último año (Latino-barómetro).

Al igual que el Barómetro Global, tiene la ventaja de permitir la comparación de resultados entre los países de la región.

Estas encuestas de opinión pública son complementadas con otras que recogen la opinión de especialistas y empresarios. La más destacada entre ellas es el Índice de Percepción de Corrupción que realiza Transparencia Internacional, a partir de datos de 13 fuentes de 10 instituciones.

Todas ellas miden el alcance general de la corrupción en el sector público y político, y ofrecen una clasificación por países, en base a una calificación de cero a diez, donde este último significa la ausencia de corrupción (Transparency International).

Transparencia Internacional también construye cada año un índice de fuentes de soborno, en base a la opinión de los empresarios sobre el potencial de soborno transnacional de las principales exportadoras de bienes y de capital (Transparency International).

Las encuestas de clima de inversión, desarrolladas recientemente por el Banco Mundial, recogen la opinión de los empresarios, sean éstos grandes, medianos o pequeños, y permiten identificar las áreas o sectores especialmente vulnerables a la corrupción, por lo menos en lo referido al desarrollo del sector privado.

Una variante de esta metodología son las encuestas ciudadanas que se realizan para medir los niveles de satisfacción con los servicios públicos, las que se pueden aplicar en ciudades, provincias, regiones o países.

 El Índice de Gobernabilidad del Banco Mundial, que se viene aplicando desde el año 1996, es una de las metodologías más antiguas en uso, que combina encuestas de percepción ciudadana y de agencias especializadas. Incluye seis categorías principales, una de las cuales es el control de la corrupción. Los indicadores se construyen en base a 35 fuentes de información distintas, pertenecientes a 33 instituciones.

CADENA DE VALOR DE LA SEGURIDAD CIUDADANA



 El concepto de cadena de valor consiste en la identificación de los principales procesos que aportan más a la generación de valor en una organización o programa, de manera que al revisarse todos los principales procesos de manera integral, es posible perfeccionar su desempeño.

En este caso particular, la utilizaremos para diagnosticar los riesgos de corrupción a lo largo de las etapas necesarias para la provisión del servicio de seguridad ciudadana, e identificar medidas prácticas que permitan reducir su incidencia

La cadena de valor de una organización o programa gubernamental constituye una forma alterna de visualizarla. Mientras que en el modelo tradicional las diversas actividades que la institución ejecuta se agrupan de acuerdo con su naturaleza (contables, comerciales, técnicas, etc.), en el modelo de procesos estas mismas actividades se reagrupan en función de su papel en la creación de valor.

Se dividen en dos tipos:

  • Actividades primarias o críticas, que son las que 10 contribuyen directamente a la creación de valor.
  • Actividades administrativas o de soporte, que son aquellas que sustentan el desarrollo de las actividades primarias.


Entendemos acá a un proceso como un grupo de actividades de diversa índole que en conjunto conducen al logro de un resultado perfectamente identificable y mensurable, el cual constituye generación de valor.
A continuación se estableció la relación entre macro-procesos y procesos, creando una estructura de dos niveles.

Los macro procesos críticos de la cadena de valor de la seguridad ciudadana son:

  • Desarrollar Políticas de Seguridad.
  • Prevenir la violencia.
  • Controlar y sancionar.
  • Rehabilitar y reinsertar a la sociedad.
  • Supervisar y Evaluar las Políticas.



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