miércoles, 26 de agosto de 2020

LA INSEGURIDAD NO ES ÚNICAMENTE UN PROBLEMA DE CRIMINALIDAD.



LA INSEGURIDAD NO ES ÚNICAMENTE UN PROBLEMA DE CRIMINALIDAD.



Los modelos de seguridad ciudadana son modelos de jurisprudencia. Es vital retomar soluciones en  la gestión de las ciudades, para luego reintegrar la legalidad.

Nuestro código penal y los sistemas  penales no son los únicos que deben ocuparse del problema.  La inseguridad la sienten los todos los  ciudadanos en su vida diaria, es el resultado y sobre todo la  consecuencia del  abandono social de muchas zonas urbanas marginales.

La ciudadanía  se siente abandonada en general por las instituciones, por la policía, por sus vecinos, por la familia. 

Este tipo de soledad social,  aumenta ante la incertidumbre laboral, las malas condiciones de vivienda, sin unos servicios públicos adecuados, y de  las malas condiciones sanitarias.

La prevención:

Debe operar sobre los puntos de riesgo, es decir, reforzando  factores de protección, tales como son la educación, la autoestima personal, poder  resolver los problemas  fuera de la violencia, la posibilidad de reparación, la ayuda a los delincuentes.
 Es importante tener penas alternativas cuya ejecución sea factible, la intervención en los  mercados de armas y drogas que parecen ser tabú y seguros que no están excluidos los niños.

La represión:

Debe servir, eficazmente y no permitir que sea  un instrumento de reproducción y que agrave  los problemas. 

La represión debe tener  sus límites, por lo que es muy 

difícil encontrar una perspectiva de equilibrio 

entre prevención y represión.



 Cada una tiene campos específicos  de actuación. Uno no sustituye al otro, ni remediar  su ausencia. Desde el punto de vista meramente económico la  inversión en reprimir es mucho más costosa desde  el punto de vista  económico, como humano, ya que la prevención es una inversión muy rentable desde el punto de vista humano de bajos costos, siendo en muchos casos una simple redistribución de recursos.

 ¿Qué  política debe aplicar Lima  respecto

 del tema de la inseguridad?



Desde el punto de vista de la percepción ciudadana, la inseguridad es vista por la población como un problema único, cuando en verdad responde a varios problemas fuertemente vinculados entre sí, rescatemos el concepto de sistema para definir el nuevo modelo de comprensión de la seguridad, que deberá poner por delante  la importancia y la necesaria relación de todos y cada uno de los implicados, que son los que  hacen  funcionar de la seguridad en su conjunto.

Lima y sus distritos, presentan rasgos únicos, 

con indicadores totalmente diferenciados.

Se debe, por tanto, un análisis  en profundidad de la situación que nos  permita ver dónde, por quién y a quien,  la violencia es un problema,  puesto que las implicaciones sociales de determinados grupos son el soporte necesario de la criminalidad para otros sectores sociales. La inseguridad deteriora la calidad de vida de los distritos y del centro de la capital.

La calidad de vida en Lima está  relacionada 

con la seguridad que sus ciudadanos logran  en ella.

 La libertad de circulación, movilidad y disfrute de los ambientes públicos es lo que nos indica la realidad o la sensación que los ciudadanos tienen sobre la seguridad.

La inseguridad cambia los  usos y costumbres  que los ciudadanos le dan a la ciudad. El primer efecto es el descenso del uso de la calle, de los  espacios públicos y la tendencia a hacerlos privados, la colocación de cercas y tranqueras va en aumento.

Propuestas para una política local de seguridad ciudadana.

 Que permita el disfrute de la ciudad.




• La elaboración  de un análisis distrital completo de la inseguridad es indispensable para poder definir los problemas.

Esto generará, un debate igualitario sobre la inseguridad a partir  de los diferentes  puntos de vista, de las peticiones heterogéneas  y a veces contradictorias, de todos los ciudadanos de un mismo distrito.
El diagnóstico se debe establecer a nivel distrital y que posibilitara un completo análisis de cada situación. Se tendrán en cuenta la  información oficial pero se enriquecerá con datos directos del distrito. (Situación de los afectados, interacciones entre los diferentes grupos, las percepciones  de inseguridad, los ciudadanos y sus lugares vulnerables, casos que no son denunciados.)

• Priorizar la acción de la sociedad:

Es el reconocimiento de que los problemas que hay que resolver no se definen a priori: lo que es un  problema para unos, no lo es para los otros, o no de la misma manera o intensidad.

 Tener en consideración las experiencias y opiniones  de las personas directamente involucradas: Usuarios, vecinos, víctimas, juventud.

 Esto es  reconocer efectivamente de sus derechos de reunión, pero sobre todo a hablar.

El reconocimiento de las diferencias que se escapan a 

ciertos criterios del gobierno, citare algunas como:



La economía de supervivencia, los submundos de la droga, el abandono social y familiar, el fracaso escolar, y el reconocimiento de que parte de las respuestas y soluciones  a estos problemas están en  manos del Estado o del gobierno capitalino o, al menos, que estas respuestas no se pueden dar de una  manera durable y eficaz sin su participación.

La articulación entre el gobierno y la ciudadanía  para poder priorizar las posibles soluciones  y aquellas medidas que son   más urgentes.

La mayoría de las propuestas siempre han estado  relacionadas con la resolución de conflictos y los programas de apoyo social (educación y vaso de leche, para  las familias más desfavorecidas, tratamientos a la drogadicción y el alcoholismo, prevención de la violencia familiar), fortalecer  las medidas de seguridad, en los hogares y  los lugares públicos con mayor iluminación, con un aumento de la  presencia policial, con la instalación de sistemas de alarmas comunitarios en los conos o asentamientos humanos y una verdadera asistencia a las víctimas de los delitos.

 • El examen de las políticas de seguridad por parte de la ciudadanía en la base del plan de trabajo que se  propuso.

El Gobierno Municipal es quien debe y puede definir los mecanismos y elegir los parámetros  justos para poder evaluar  los problemas, así como la voluntad de reencontrar a un nivel municipal y distrital un bien común a todos y el interés general, buscando maneras más comunitarias  para la resolución de los conflictos, debiendo re-definir las relaciones generacionales  y grupos sociales, y a su vez compartir otros recursos, con el poder y culturas diferentes.

CONCLUSIÓN FINAL:



Se debe de poner  en marcha una transformación verdadera de los servicios que  por parte del Estado, que se deben brindar: 
Como la mejora palpable en la atención al ciudadano en las comisarías, juzgados y demás organismos relacionados con la seguridad.

Programas como Barrio Seguro, 

deben ir replicándose poco a poco en todos los barrios 

conflictivos, en donde la delincuencia es tristemente un 

modo de vida.

Sin esto, será muy difícil lograr el compromiso de la ciudadanía  que se encuentra debilitada como consecuencia de las promesas incumplidas de gobiernos anteriores, pese a las mejoras que poco a poco se producen.

Este Gobierno en materia de Seguridades Ciudadana, está dando muestras de firmeza en temas como el del crimen organizado, que está, en la parte superior de la pirámide de la delincuencia, de donde se desencadenan muchos de los demás crímenes “menores”.



A través de tecnología.



Nadie puede negar la superioridad tecnológica de los romanos al expandir su imperio, o la importancia de la tecnología en las ciudades medievales para la defensa de ataques forasteros. 

La segunda guerra mundial fue marcada por la competencia entre Aliados y Potencias del Eje por dominar la tecnología nuclear, culminando con el trágico incidente de Hiroshima y Nagasaki.

Estamos viviendo momentos complicados en materia de seguridad ciudadana, resulta más que necesario, la implementación de sistemas efectivos para contrarrestar la delincuencia, el narcotráfico, los secuestros y un largo etcétera de delitos. 

Como siempre, la tecnología puede ser de gran ayuda si la aprovechamos de forma adecuada.

EN EL PERÚ:

REACH UNA APLICACIÓN PERUANA PARA LA SEGURIDAD CIUDADANA:




Es muy interesante y útil por donde se la mire porque se alimenta de reportes realizados por los mismos usuarios. 

Funciona así: abres el aplicativo en el celular, te registras y el sistema reconoce tu ubicación por medio del GPS del teléfono. 

En la pantalla, entonces, apareces en un mapa. Junto a ti, luego, se verán íconos que identifican los incidentes que han denunciado previamente otras personas que también hace uso de Reach. 

Puede que los haya, puede que no. Entonces, si la esquina de Carabaya con Santa Rosa tiene, por ejemplo, cuatro íconos azules en los que se ve la silueta de un ladrón, es que ya cuatro personas han sido asaltadas en ese cruce. Al darle click a cada ícono uno puede leer mensajes como estos:

 “Dos jóvenes de menos de 20 años me robaron la mochila ayer a las 5 pm cuando...”; “Un hombre me arranchó el celular. Vestía ....”; “A mi hermano lo cuadraron con una pistola y se llevaron su moto...”; “Un sujeto bajó de una camioneta y le robó a mi padre el televisor que acababa de comprar...”. 

Así, la cantidad de reportes en un mismo punto le da insumos al usuario para que tome una decisión respecto de si debe cambiar de ruta o no.

Los incidentes considerados por la red social no se restringen únicamente al hurto. También se pueden reportar personas desaparecidas, objetos sospechosos, homicidio, venta o consumo de drogas, orden público, sonidos fuertes, seguridad humana (hostigamiento o ultraje sexual), entre otros.
  
En el Perú, como en el resto de América Latina, buena parte del debate público acerca de cómo enfrentar la inseguridad gira en torno de cómo hacer más eficaz y más severa la pena de los hechos delictivos. 



Como si la única respuesta posible fuese encerrar a un número cada vez mayor de jóvenes; como si las cárceles no estuvieran ya abarrotadas y sobre pobladas. 

No cabe duda de que cualquier política de seguridad pública debe contemplar el fortalecimiento del sistema penal, para hacer que las instituciones que lo integran sean más eficientes. 
Pero restringir las políticas públicas de seguridad al ámbito de lo penal, y, peor aún, pretender resolver los problemas incrementando las penas para que el mayor número de conductas se castiguen con cárcel (y con el mayor número posible de años de encierro), es un grave error. Es el error al que conducen las llamadas políticas de "mano dura".

TRES FORMAS DE PREVENCIÓN.

La primera:

Es la situacional, que tiene por objeto reducir los incentivos para el delito al aumentar las dificultades y los riesgos para el delincuente. 

Un candado, una reja, una alarma son los típicos instrumentos a través de los cuales se hace prevención situacional.

También se logran similares propósitos cuando se ilumina una calle peligrosa, se clausura un local donde se expenden bebidas alcohólicas ilegalmente y se restablece el orden en el escenario urbano

La segunda:

 Es desde el plano de lo social, esta persigue actuar sobre las condiciones que dan inicio a los hechos delincuenciales, los que conocemos como factores de riesgo. 

Mientras que la prevención situacional actúa sobre el entorno, la social lo hace sobre las circunstancias que pueden llevar a alguien a delinquir. 

Los factores de riesgo más conocidos son el alcohol, las drogas y las armas de fuego. El trabajo con jóvenes o niños de la calle es otra forma de hacer prevención social. En el Perú, Cedro tiene una experiencia muy rica y alentadora con estos grupos especialmente vulnerables; sin embargo, la acción del Estado es casi inexistente.

La tercera:

La acción comunitaria, esta es la que combina los aspectos de las dos anteriores, y se  hace  involucrando a la comunidad. 

Es gracias al papel que esta juega que se identifican las circunstancias del entorno que favorecen el delito y los factores de riesgo, así como a los grupos vulnerables que es necesario atender prioritariamente.

Para enfrentar estos problemas, tanto en lo social y preventivo cuanto en lo represivo, se requiere no solo liderazgo es decir, ganas de ejercer la autoridad de que se está investido—, sino también más y no menos Estado. 

Por donde uno va se encuentra con comisarías abandonadas, patrulleros malogrados, policías desmotivados y desinformados, jueces sobrecargados de trabajo, maestros exclusivamente preocupados por la negociación del próximo pliego de reclamos.





Sin funcionarios e instituciones públicas no puede haber políticas públicas; sin ellos no puede haber Estado, y sin este no hay prevención y persecución posible del delito. 

EL PAPEL DE LA SOCIEDAD EN 

LA SEGURIDAD CIUDADANA




La seguridad ciudadana es un derecho, un bien común que se articula mediante la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración de la ciudadanía y de otras organizaciones públicas.

La Seguridad y la  inseguridad ciudadana se entienden y se deben  comprender, a través del significado y las consecuencias que la sociedad tiene, en los temas exclusión y marginación social, que traen en consecuencia.







 Este debe ser el punto de partida para crear  mecanismos y estrategias que permitan la superación de los mismos.


Este artículo, solo pretende ser, un conversatorio conmigo mismo, de cómo veo y como creo que se debe actuar en materia de seguridad ciudadana, y de reconocimiento, de lo avanzado, que reconozco que es poco porcentualmente, pero mucho en comparación con lo anteriormente hecho. 

La relevancia que tiene el  tema de la  seguridad dentro de los fenómenos sociales y, su creciente importancia dentro de las preocupaciones de la ciudadanía, así como su incorporación en la agenda prioritaria de este  Gobierno, como tema fundamental, siendo un fenómeno que condiciona el  desarrollo democrático y social.




Así mismo el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos y al desarrollo del crecimiento económico, es por lo antes expuesto su integración en las agendas de investigación, que nos  permitan como sociedad generar un punto de convergencia entre la investigación, y las políticas de Estado con las estrategias de intervención en materia de seguridad ciudadana, por parte de la policía y los demás agentes sociales implicados.

Es necesario establecer un debate político general, en donde estén implicados todos los representantes del parlamento, un debate de altura, que no existe hoy en día, dejando de lado los apasionamientos políticos o la política de barrio.



Debate que se debe dar  en torno a los temas de seguridad ciudadana en la actualidad, desde un punto de vista  integrador de todos los actores implicados, ubicando este problema en un contexto mucho más amplio, que el que se corresponde inicialmente al  ámbito de la  justicia y el  policial.

Debemos de tener un enfoque de la seguridad ciudadana integrador, desde un punto de vista de superación del estrecho marco que  la criminalidad tiene. 





A MODO DE INTRODUCCIÓN



Desde tiempos inmemoriales la seguridad ciudadana ha sido la misión primaria de todo gobierno, aún cuando a través de la historia la percepción de la misma ha evolucionado y se ha adecuado a las condiciones socio/culturales de cada época: 

Desde la defensa a agresiones de carácter militar (guerras e invasiones) hasta problemática como fenómenos sociales, desastres naturales o delincuencia. 

Pero, a pesar de la diferencia en cuanto a objetivos y percepciones, siempre se le ha combatido de la misma manera.



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